CLASIFICACION

Los huesos se pueden diferenciar y clasificar de acuerdo con la forma general que presentan en los huesos largos predomina la longitud por encima del grosor y el ancho. Presentan una diáfisis (cuerpo) y dos epífisis (extremos). La zona de unión de la diáfisis con la epífisis se denomina metáfisis. La tibia es un ejemplo de hueso largo.

 En los huesos planos, el grosor es reducido y predominan el largo y el ancho. Constituyen paredes de las cavidades corporales y presentan superficies de inserción muscular amplias. Por ejemplo, el occipital. 

Los huesos cortos presentan dimensiones semejantes en sus tres ejes, con forma variable, generalmente cuboidea. Por ejemplo, los huesos del carpo. 

Los huesos irregulares tienen formas y proporciones variadas. Por ejemplo, el esfenoides.




Osteona


La osteona constituye la unidad funcional del tejido óseo compacto. De acuerdo con la forma de ordenamiento de las fibras de colágeno de la matriz ósea, se distingue el hueso reticular (de tipo embrionario) del hueso laminar (hueso del adulto). El hueso laminar tiene una organización en capas cilíndricas, denominadas laminillas óseas. En cada laminilla, las fibras de colágeno tienen una dirección oblicua, paralela entre sí. Entre una capa y la siguiente, estas fibras están dispuestas en la dirección opuesta, en forma alternada de capa a capa. Las laminillas óseas se disponen en forma concéntrica alrededor de un conducto central que contiene vasos. El conducto central con las laminillas que lo rodean se denomina osteona [sistema de Havers].

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